En la lista de ventajas se anotaban una buena distribución, luminosidad y ventilación en todos los ambientes. Cuando entró por primera vez, Rosario Carneiro –una de las socias de la marca de deco y estudio de diseño interior Apatheia– supo que ese sería el primer hogar propio que compartiría con su marido Matías Moroni y su hijo Milo. Hubo algo más que la conquistó.
"La vista abierta a parque Las Heras fue un factor determinante para elegir este departamento: parece un cuadro."
“Por lo general, el living suele quedar al lado de la ventana; por una cuestión de dimensiones y vista, armamos allí el comedor, y fue un acierto”.
"Me mantuve fiel a mi estilo, volvería a elegir cada una de las cosas que tengo. Logré una ambientación liviana y más allá de las modas."
Uno de los cambios más notorios llegó un tiempo después de la mudanza: el living pasó de tener una pared ciega a conectarse visualmente con el espacio de trabajo. “Habíamos dejado el pendiente para probar cómo funcionaba la dinámica de la casa, y decidimos hacerlo después”, cuenta Rosario.
En el que era el cuarto del servicio armaron un espacio de home office: con un cerramiento de vidrio y hierro repartido que lo conecta al living, es luminoso y está equipado siguiendo el mismo estilo del resto de la vivienda.
Si bien la estructura del departamento era sólida y estaba en buenas condiciones generales, los sectores de servicios necesitaban una puesta a punto; para hacer la reforma, recurrieron al arquitecto Fernando Moroni, padre de Matías. En la cocina, los baños y el lavadero cambiaron pisos, revistieron paredes, renovaron artefactos y grifería. También cambiaron la carpintería que conecta esos espacios, al igual que todas las ventanas de la vivienda.
“Pensé cada rincón del cuarto de Milo. Él trajo mucha alegría a la casa, quise que su cuarto reflejara ese espíritu”, cuenta Rosario.
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