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El C4 Cactus es uno de los crossover más exitosos de Citroën en la región y sus dos versiones (Feel y Shine) llegan a nuestro país importadas desde Brasil. Allí se producen estas variantes configuradas para nuestra región, pero que conservan ese carácter único y especial que distingue a los autos de la marca francesa.
Aunque está presente en el mercado desde hace varios años, se mantiene vigente gracias a su personalidad y tras una actualización hace un par de años, recibió un aspecto más robusto y un motor de 1,6 litros, que en el caso de la versión que probamos incorpora turbocargador y caja automática.
Tomando como punto de partida el modelo original creado en Europa, los diseñadores de la marca en la región hicieron algunas modificaciones sutiles que refrescaron su apariencia, empezando por el frente. Este tiene conjuntos ópticos de tres niveles, donde las luces diurnas son enmarcadas por una moldura cromada, con el logo de la marca en el medio.
Más abajo hay una pequeña parrilla, con los faros principales a cada lado con luces halógenas y en la parte inferior del bomper una toma de aire. Aquí sobresale un protector negro, donde van instaladas las exploradoras. Tienen una moldura que puede ir pintada en un color en contraste con el resto de la carrocería.
La vista lateral también es bastante atractiva, con una combinación bitono y unos gruesos protectores en los bajos, con una versión simplificada de los famosos Airbumps en las puertas. Para completar hay barras de techo, espejos en el mismo color del techo y unos rines bitono de 17 pulgadas, con llantas en medida 205/55 R17. Esto configura una altura respecto del suelo de 22,5 centímetros.
Y atrás, lo más llamativo del Citroën C4 Cactus Shine son los stops de forma horizontal, con efecto 3D en su diseño, dando la sensación de ser LED. También hay un spoiler en la parte inferior, el logo de la marca en color negro y una gruesa porción de plástico negro sobre el bomper, ocultando la salida de escape.
Desde aquí abrimos el baúl, que no tiene función eléctrica y encontramos un espacio con 320 litros de capacidad. Gracias a sus formas regulares permite acomodar muchas cosas y en caso de requerir más espacio se puede plegar el respaldo en proporción 60/40. Para completar, bajo esta cubierta se encuentra la rueda de repuesto, la cual es de tamaño reducido.
Si bien este crossover se ve imponente y robusto, resulta ser más pequeño de lo que aparenta ser. Mide 4,17 metros de largo, 1,71 metros de ancho, 1,56 metros de alto y su distancia entre ejes es de 2,60 metros. Esto resulta ideal para moverse en la ciudad y sus cortos voladizos y gran distancia entre ejes permitieron configurar una espaciosa cabina para cinco pasajeros.
Con un diseño exterior tan llamativo, era de esperar que la propuesta de Citroën al interior del C4 Cactus Shine siguiera esa línea, aunque con unos tonos y materiales sobrios, donde resaltan las formas semicirculares. Si bien hay muchos plásticos duros, estos tienen diferentes texturas y hay superficies de tela en algunas zonas, que se suman a las diferentes molduras en piano black.
En este punto es importante mencionar que los asientos delanteros usan la tecnología Citroën Advanced Comfort, la cual combina espumas de densidad variable y armazón en matriz metálica de deformación progresiva. Esto permite un mayor confort en los viajes largos y una postura bastante cómoda, pues el volante también se ajusta en altura y profundidad, así como la silla del conductor.
Si bien la posición de manejo es elevada, ofrece buena visibilidad, sobre todo hacia adelante. Todos los comandos del Citroën C4 Cactus Shine están dispuestos de forma ordenada y en el volante hay botones para radio y telefonía, mientras que el mando satélite del lado izquierdo permite configurar el control de crucero.
Para el conductor se ha dispuesto un panel de instrumentos digital, donde el velocímetro tiene el mayor protagonismo y el tacómetro apenas se muestra con una franja de color en la parte superior. Sin embargo, los gráficos permiten leer la información con rapidez, aunque no cambia su aspecto con los modos de manejo.
También hay que destacar la pantalla táctil, de siete pulgadas, con la tecnología Mirror Screen para sincronizar teléfonos mediante Apple CarPlay o Android Auto. Desde aquí también se gestiona el aire acondicionado, al cual se accede por un botón, que se encuentra en una fila de comandos para acceder rápidamente a otras funciones. Algo para mejorar es que solo tenemos un puerto USB.
Más abajo está la perilla para los diversos modos de manejo Grip Control, junto con una toma de 12 voltios y el botón de encendido. A ello se suma una cavidad para poner un celular y unos portavasos, mientras que la palanca de cambios está rodeada por una moldura plateada. Para completar, hay otro espacio para objetos y su freno de parqueo es mecánico.
Atrás, también sobresale por su buen espacio interior, tanto para la cabeza, como para las piernas, además que el túnel central no es muy grande y permite que un tercer pasajero vaya más cómodo. Sin embargo, me hicieron falta un apoyabrazos, puertos USB y salidas de aire que si tienen varios rivales de su segmento. Tampoco existe la opción de instalar un techo panorámico.
Además de lo mencionado, esta versión Shine también tiene acceso manos libres, sensor de luz y lluvia, computador a bordo, cámara de reversa con sensores de parqueo, vidrios y espejos eléctricos y más detalles de confort. Estas son algunas de las diferencias respecto a la versión Feel, que trae motor aspirado 1.6 VTi.
A su vez, el paquete de seguridad incluye seis airbags, ABS con EBD, control de estabilidad, asistente de frenado en curva, ayuda de arranque en pendientes, anclajes ISOFIX y sensor de presión de las llantas. Sin embargo, la configuración de ayudas de manejo avanzadas solo contempla detector de fatiga, mientras que en otros mercados hay hasta frenado autónomo y alerta de colisión frontal.
Como ya les mencioné, este modelo trae un motor de cuatro cilindros y 1,6 litros. Mientras que en la versión Feel es aspirado, en este Citroën C4 Cactus Shine incorpora un turbocargador, elevando su potencia hasta 165 hp a 6.000 rpm y el torque hasta 240 Nm desde 1.400 rpm. Se combina con una caja automática de seis cambios, con modo Sport y ECO, para modificar la respuesta del tren motriz.
La combinación de este motor, el tamaño compacto y un bajo peso de 1.282 kilos hacen que el C4 Cactus tenga un excelente desempeño. De hecho, acelerando a fondo en modo Sport, el turbo entra en acción rápidamente y la caja está bien relacionada. Esto le permite alcanzar los 100 km/h en sólo ocho segundos, según la ficha técnica de la marca, que también indica una velocidad máxima de 212 km/h.
Con estas cifras se convierte en uno de los modelos más rápidos de su categoría y su rendimiento en carretera está a la par de vehículos de mayor precio y potencia. Para completar, la caja trabaja con suavidad y el motor responde con fuerza a cualquier toque del acelerador. Esto permite que los sobrepasos sean ágiles.
Y como manda la tradición de la marca, la marcha es bastante confortable, gracias a una suspensión bien calibrada para absorber cualquier irregularidad, pero también hace que el crossover se sienta sólido y aplomado en las curvas. De esta manera ofrece un manejo preciso a alta velocidad y se defiende bien en los destapados.
Claramente no tiene tracción 4×4, pero el sistema Grip Control ayuda a mejorar su desempeño fuera del asfalto gracias a cinco modos de manejo: Normal, Barro, Nieve, Arena y ESP Off. Si a esto le sumamos su buen despeje respecto del suelo y unos ángulos de ataque y de salida de 22° y 32°, respectivamente, el Citroën C4 Cactus Shine tiene habilidades suficientes para rodar en terrenos complicados.
Para completar hay cuatro frenos de disco y una dirección liviana y suave, cuyo tacto es ideal para el manejo citadino y los lugares estrechos, pero que podría ser un poco más firme a alta velocidad. En todo caso, la sensación general a bordo es de total seguridad y donde sobre todo, prima el confort, pues hay buen aislamiento del exterior y solo el motor es algo ruidoso a altas rpm.
Al final, el Citroën C4 Cactus en su versión Shine podría mejorar con una dotación más completa en cuanto a asistencias avanzadas a la conducción y ofrecer una presentación más lujosa en su interior. Pero en cuanto a rendimiento, diseño y confort general supera a muchas ofertas en su segmento, a lo cual se suma una atractiva relación precio/producto, que lo hace muy competitivo.
Con todos esos argumentos, no es de sorprender que el C4 Cactus se haya convertido en el modelo más exitoso de Citroën en Colombia. Realmente se trata de una oferta diferente en el competido segmento de las camionetas pequeñas y vale la pena tenerlo en cuenta al momento de evaluar cualquier vehículo de su rango de precios, pues resulta ser práctico en la ciudad y muy ágil en carretera.
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La nueva Renault Duster se ofrece en varias versiones en Colombia, entre ellas la Intens CVT con motor turbo de 1,3 litros y tracción 4×2. Esta versión intermedia no tiene un aspecto tan impactante como la Outsider, ni tampoco la tracción 4WD; pero a cambio trae casi el mismo equipamiento y un precio más asequible.
Además, hay algunas diferencias estéticas y mecánicas que le dan una vocación más urbana, pero al mismo tiempo gana en confort y practicidad. Definitivamente, este modelo es un gran avance frente a la anterior Duster automática en muchos sentidos; pero aún así queda «a deber» en algunos apartados de suma importancia.
A simple vista es evidente que no tiene ese look aventurero del kit Outsider, mientras que las barras de techo y los espejos tienen un acabado más elegante. en color gris. Y aunque en toda la gama encontramos faros halógenos y luces diurnas LED; se distingue de las Duster Zen por los ski plateados en los parachoques y las exploradoras.
Por otro lado, hay unos rines de aleación 16 pulgadas, con un estilo más sencillo; los cuales calzan llantas en medida 215/65 R16. Esto le permite tener una favorable altura respecto del suelo de 20,8 centímetros, superando a camionetas de mayor precio y esta versión Intens ya cuenta con iluminación LED en los stops.
Un punto a destacar en todas las Duster 4×2 es el baúl, que tiene 75 litros más que en la Duster 4×4 y alcanza los 475 litros de capacidad. Es un cifra que está por encima de lo habitual en este segmento, e incluso supera a modelos más grandes. Este detalle confirma la vocación práctica y utilitaria de este SUV, pues el respaldo posterior es abatible en proporción 60:40.
Esa diferencia en la capacidad se debe a que la suspensión trasera emplea un esquema semi-independiente; mientras que en las 4×4 es 100% independiente. De esta forma, ocupa menos espacio en el interior y permite montar la llanta de repuesto por fuera, bajo el piso del baúl. Esta rueda tiene el mismo tamaño que las demás.
Les recuerdo que este SUV mide 4,34 metros de largo, 1,83 metros de ancho y 1,69 metros de alto, por lo cual es uno de los más grandes de su categoría. Y su distancia entre ejes de 2,67 metros permitió configurar una espaciosa cabina, una cualidad ya vista en su predecesora.
Por dentro hay una evolución en diseño frente a la anterior Duster, aunque mantiene los plásticos rígidos y unos acabados muy sencillos. Siento que el rediseño de la carrocería ayudó a mejorar la visibilidad y la regulación en altura y profundidad del volante permite una postura de manejo más descansada.
Comparada con las versiones de tracción 4WD, tiene la misma dotación de accesorios en cuanto a confort y conectividad; aunque en la consola central hay más botones en blanco, donde se ubican algunas funciones específicas de esos modelos. Por ende, tampoco hay monitor 4×4 en la pantalla táctil.
De resto no hay mucho más que agregar y resaltamos sus ventajas en cuanto a espacio interior, funcionalidad y facilidad de uso. Todos los mandos son muy intuitivos y hay varios espacios para dejar objetos; mientras que la parte posterior ofrece suficiente espacio para que dos o tres pasajeros viajen de forma confortable.
Respecto a la versión Zen ganamos accesorios como control de crucero con limitador de velocidad, cámara de reversa y climatizador automático. A ello se suman espejos y vidrios eléctricos, asiento del conductor graduable en altura, anclajes ISOFIX, central multimedia EasyLink, conectividad Apple CarPlay/Android Auto, sensores de reversa, computador a bordo de 3,5” y unos tapizados de tela más lujosos; entre lo más destacado.
Sin embargo, no puedo pasar por alto los últimos resultados en las pruebas de Latin NCAP, donde no logró ninguna estrella; a pesar de tener elementos valiosos de seguridad activa, como frenos ABS con EBD, controles de estabilidad y tracción y asistencia de arranque en pendientes de serie. Esto trata de compensar la ausencia de más airbags, pues solo trae los dos frontales, mientras que varios rivales ya cuentan con seis bolsas de aire.
En Colombia hay dos motores disponibles para la Duster y en este caso, tenemos el nuevo motor turbo TCe de 1,3 litros y cuatro cilindros, desarrollado en conjunto con Daimler. Las cifras son muy buenas frente a sus rivales directos, pues entrega 154 hp de potencia a 5.500 rpm y 250 Nm de torque; básicamente lo mismo que una Volkswagen Taos o SEAT Ateca por poner ejemplos del segmento superior.
Todo esto es un gran avance frente al veterano motor de 2,0 litros de su predecesora. Para completar, la anticuada caja automática de cuatro cambios desaparece y ahora tenemos una de tipo CVT, que simula ocho cambios en modo manual. No cabe la menor duda que el rendimiento del tren motriz es una de sus mejores cartas.
Hay algo de lag a bajas rpm, pero desde 2.000 rpm en adelante ofrece buen empuje. En cuanto a la caja CVT se entiende bien con este motor; a pesar del retraso típico de este tipo de transmisiones y una respuesta algo lenta en ciertos momentos. Su rendimiento general es más que satisfactorio y me sorprendió el bajo ruido que produce el motor.
Otro punto a destacar es su aceleración, que fue mejor de lo que yo esperaba. Durante mi prueba tardó alrededor de 11 segundos en hacer el 0-100 km/h a la altura de Bogotá. Eso la deja bien parada frente a sus rivales e incluso, es una cifra mejor que en modelos de mayor precio. A ello se suma una respuesta progresiva y siempre hay poder suficiente para viajar con tranquilidad en carretera o hacer un sobrepaso.
Tras el volante, la Renault Duster Intens CVT se siente sólida y brinda una marcha cómoda; pues la suspensión filtra bien todas las irregularidades, aunque en las curvas la carrocería tiende a balancearse más que otros SUV similares. También se destaca la suavidad de la dirección, ahora con asistencia eléctrica, y los frenos son suficientes para detenerla, a pesar de tener campanas atrás.
Gracias a esa robustez extra y capacidad para soportar malos caminos, se puede rodar sin tantas preocupaciones por destapados y otros lugares; aunque hay que tener cuidado de las pérdidas de tracción en superficies deslizantes. Y los favorables ángulos de entrada y salida de 31° y 33° ayudan a entrar con facilidad en rampas de parqueaderos, enfrentar policías acostados o superar sin problemas cualquier bache.
Sin embargo, el aislamiento es un punto a mejorar. A pesar de que el motor casi no se oye al interior de la Duster, el ruido del viento se siente notablemente en la cabina al rodar a 100 km/h; algo que no percibí en el Kia Sonet, ni tampoco en el Volkswagen T-Cross TSI.
Para ir concluyendo, les cuento que durante mi prueba el consumo en ciudad fue un poco alto, de unos 35 km/galón, pero en carretera logré hasta 60 km/galón. Lo recomendable es siempre usar gasolina extra en esta clase de motores y hay una función Eco para una conducción más eficiente. De todas formas, resulta ser una variante ideal para quien requiere un baúl más generoso, gracias a la ausencia del 4×4.
Si bien la Duster ahora transmite mayor calidad y es más atractiva, aún tiene detalles por pulir que no ocultan su origen low-cost. Por ejemplo algunos acabados son mejorables, podría tener más puertos USB (solo tiene uno adelante) y para un SUV de este precio se nota la ausencia del acceso sin llave, botón de arranque o sensor de luces.
Con un precio de $85.100.000, tiene en la mira a Chevrolet Tracker LTZ o VW T-Cross TSI Trendline, por poner ejemplos; pero hay que recordar que la cantidad de rivales es numerosa en este segmento. Así, la Renault Duster Intens CVT se perfila como la opción más equilibrada para el uso diario y una conducción principalmente sobre asfalto; pues suma la comodidad de la transmisión automática y un rendimiento formidable.
Al final, se nota la evolución que experimentó la Duster en muchos aspectos, modelo que sigue siendo ensamblado en la planta de Envigado. Si bien hay margen de mejora para la seguridad, los acabados y el equipamiento, ya no es el SUV que solo se mira por precio, funcionalidad o altura respecto del suelo; pues añade a esas virtudes un buen desempeño, un look más moderno y mayor nivel de confort.
En video: Renault Duster 4×2 automática – ¿La versión más equilibrada? – Prueba a fondo
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Uno de los lanzamientos más recientes de Kia en Colombia es el mini SUV Sonet, que tuve la oportunidad de probar en su versión Zenith AT, la más equipada de la gama. Se trata de un modelo más pequeño que la Seltos, que hace poco llegó a nuestro mercado y por ende, se convierte en el escalón de entrada al portafolio de camionetas de la marca.
El Sonet fue desarrollado en India, donde también es fabricado, pero la firma quiso darle proyección global. Por eso, el centro de I+D de la marca en Corea también intervino en el proceso, con el fin de lograr un vehículo adecuado para mercados en desarrollo; que también ofrezca el estilo y la tecnología que ya hemos visto en otros modelos de Kia.
En general, el Sonet tiene un estilo distintivo, con varios rasgos típicos de los modelos Kia; como los faros halógenos horizontales y la parrilla “nariz de tigre”, que en este caso no es funcional, pues está sellada.
También se destaca un gran borde cromado, que presenta una textura en forma de diamantes. En realidad, la abertura del parachoques y la toma de aire en la parte inferior se encargan de darle aire fresco al motor. Y si bien en todas las versiones tenemos el ski plateado, solo en Vibrant y Zenith encontramos las exploradoras.
En los costados es donde más se evidencia esa línea robusta que Kía le quiso imprimir a este mini SUV; que trae barras de techo decorativas (no son funcionales) y bajos en color negro de serie. Todas las versiones traen los mismos rines bitono de 16 pulgadas, que calzan llantas en medida 215/60 R16. Sin embargo, el borde cromado en las ventanas y la función de plegado de los espejos solo vienen en el acabado Zenith.
La altura respecto del suelo es de 20,5 centímetros, por lo cual ofrece mejor despeje que las Seltos y Sportage, que son más grandes.
Tal vez la vista trasera es donde vemos más similitudes con otros SUV de la marca; sobre todo por la forma de los stops, que en este Kia Sonet Zenith AT son LED y están unidos por un gran reflectivo horizontal. También se resaltan las molduras negras, que dan la impresión de tener un panorámico envolvente y el ski plateado en el parachoques.
Este mini SUV está construido sobre la plataforma K2, la misma que usan modelos como Rio o Seltos. Sus proporciones son bastante compactas y mide 4,12 metros de longitud, 1,79 metros de ancho y 1,64 metros de alto. Por otro lado, sus 2,50 metros de distancia entre ejes han sido bien aprovechados para configurar un amplio interior.
Por dentro, el Sonet no puede ocultar su origen. A pesar de tener un diseño moderno y llamativo, todos los plásticos en la cabina son rígidos, aunque tienen variaciones en textura para darles mejor aspecto y me gustó su nivel de acabados. Toda la sensación a bordo resultará muy familiar para los usuarios de Kia; pero lo más llamativo es el gran panel horizontal de color negro, que une el cuadro de instrumentos con la pantalla central.
Esta versión Zenith AT tiene un llamativo volante con base plana, forrado en cuero y con los mandos para gestionar diversas funciones. Un punto a mejorar es que solo se puede ajustar en altura y me tomó algo de tiempo configurar una buena posición; pues al tratar de regular la silla me sentía muy cerca o muy alejado del volante. A cambio, es muy agradable la sensación de altura que brinda el puesto de manejo del Sonet.
Un detalle que lo diferencia de otros Kia es el cuadro de instrumentos. Cuenta con un gran display digital para el velocímetro y medidores análogos para el tacómetro y nivel de gasolina y temperatura. En esta versión se complementa con un computador a bordo de 4,2 pulgadas que proyecta datos del consumo y demás; incluso indica la velocidad de los limpiabrisas, por si no logramos ver la posición en que tenemos la palanca.
Por su parte, la pantalla táctil de ocho pulgadas es instalada de fábrica con la interfaz multimedia de Kia. Tiene botones físicos, conexión Apple CarPlay y Android Auto inalámbrica o mediante cable, dos puertos USB, sonido de seis parlantes y cámara de reversa con guías dinámicas. Y en el volante hay un botón señalado con una estrella; que se puede configurar para tener un acceso directo a cualquier función.
Si adelante resulta ser un vehículo cómodo, atrás también hay buen espacio para dos adultos y tal vez un tercer pasajero de baja estatura en el medio; pues la consola es algo voluminosa. Aunque no hay apoyabrazos, tiene dos elementos para resaltar: salidas de aire y un puerto USB, que no son tan usuales en este tipo de SUV. Además, el respaldo de la silla del copiloto tiene un bolsillo pensado para colocar smartphones.
Cuenta con climatizador automático de una zona y debajo hay un par de bandejas para dejar objetos; donde quizá podría agregarse un cargador inalámbrico. A su vez, los tapizados de esta versión son de cuero sintético negro microperforado, con costuras rojas. De todas formas, considero que el Kia Sonet Zenith AT trae un equipamiento básico para su precio.
Este incluye ABS, acceso sin llave, sensor de luces, control de crucero, sensores de parqueo, sunroof y pedales en aluminio, entre otros. A ello le suma seis airbags y frenos ABS; pero es la única versión que llega a Colombia con ayudas fundamentales como controles de estabilidad y tracción y asistencia de arranque en pendientes.
Un punto a considerar es que el respaldo posterior no está dividido y al plegarlo, se abate por completo, algo que denota su origen low-cost.
Algo que me gustó es que el botón de apertura del baúl está colocado en un lugar que facilita la apertura de la puerta; incluso con paquetes u otros objetos en la mano. Su boca de carga es amplia y tiene una capacidad de 392 litros; superando a rivales como Honda WR-V, Peugeot 2008 Active 1.6 o Volkswagen T-Cross 1.6, que tienen una longitud similar. Sus formas regulares permiten acomodar muy bien los paquetes y maletas.
Debajo del capó, el Sonet llega a Colombia con un motor aspirado Smartstream de 1,5 litros y cuatro cilindros; el cual tiene un doble inyector en cada uno de ellos, para lograr una mayor eficiencia en consumos. Las cifras están dentro del promedio para esta categoría: 114 hp a 6.300 rpm y 144 Nm a 4.500 rpm. Hay versiones con caja mecánica, pero esta Zenith solo tiene una automática CVT, que simula seis cambios en modo manual.
Tal como la Seltos, esta versión trae los sistemas Drive y Traction. El primero tiene los modos Eco, Normal y Sport para ajustar la dirección, la caja y el motor en función de una conducción más deportiva o más eficiente. Con el segundo, encontramos los programas Arena, Barro o Nieve, configurando el ABS y los controles de estabilidad y tracción para brindar un manejo óptimo sobre ese tipo de superficies.
En cuanto a su aceleración, más o menos tarda unos 14 segundos en hacer el 0-100 km/h a la altura de Bogotá, con el modo Sport activado. En general, el desempeño es el adecuado para un pequeño SUV familiar, pero si se desea una mejor respuesta, no hay que tener miedo de revolucionarla a fondo. La marca no indica una cifra de velocidad máxima.
Aun así, se desenvuelve bien gracias a su bajo peso de 1.095 kg y la conducción es bastante suave; con una dirección precisa y una suspensión que absorbe bien las irregularidades, aunque al pasar por baches genera algunos golpes secos. Todo ello hace que sea fácil de manejar a diario y en realidad resulta ser un vehículo muy práctico y económico, con un consumo que ronda los 48 km/galón en Bogotá.
En carretera, esa cifra puede aumentar hasta 65 km/galón de gasolina corriente, un alivio para el bolsillo; siempre y cuando no se exija demasiado en sobrepasos o al tratar de mantener un ritmo rápido. A pesar de su altura y el ajuste blando de la suspensión, transmite confianza en las curvas y ofrece un andar muy aplomado. Sin embargo, algunos balanceos y una insonorización mejorable le restan algo de confort a su marcha.
La Sonet Zenith AT complementa la oferta Kia en Colombia y hace una apuesta por la eficiencia y la confiabilidad a largo plazo, cualidades muy apreciadas por los compradores. Por fin la marca trae un verdadero mini SUV a este nutrido segmento del mercado; sin embargo, un precio de $98.900.000 lo aleja de sus rivales directos y se acerca peligrosamente a modelos más grandes y por ende, con mayores prestaciones.
No cabe la menor duda que su puesta a punto prioriza el manejo suave y eficiente; por eso resulta ideal para quienes buscan su primera camioneta y también valoran la conectividad, el estilo juvenil y una buena altura respecto del suelo. De todas formas, la relación precio/producto, la oferta en seguridad de las demás versiones y ciertos detalles mejorables en confort son áreas en las que Kia aún puede trabajar.
En video: Kia Sonet – Un nuevo mini-SUV diferente – Prueba/Reseña
En Autosdeprimera: Kia Stonic Vibrant: Un eficiente crossover mild-hybrid con carácter europeo
Con la aparición de Nivus, la T-Cross había quedado un poco “eclipsada”, pero Volkswagen lo soluciona con el motor 200 TSI, incluido en esta versión Comfortline. Se trata del mismo tren motriz del llamativo crossover, el cual le da una “inyección de potencia” a este pequeño SUV familiar; que hasta la fecha solo se ofrecía con el motor aspirado 1.6 MSI.
Aunque aproximadamente tiene dos años en el mercado, la T-Cross no presenta variaciones en el diseño para 2021; pero sí algunos cambios en su equipamiento, que junto a la nueva configuración mecánica, la dejan mejor situada frente a la gran competencia que tiene.
Poco a poco Volkswagen va instalando motores turbo en sus modelos regionales de menor tamaño; los cuales van tomando el lugar del antiguo y confiable motor 1.6 MSI, que ahora solo está disponible en la T-Cross Trendline con caja mecánica. El resto de versiones recibe este “golpe de energía” en forma del bloque TSI de tres cilindros y 1,0 litros; el cual se encarga de mover un conjunto que solo pesa 1.252 kg en vacío.
Las cifras son parecidas a las del Nivus: 114 hp de potencia (+4 hp) a 5.500 rpm y lo más interesante, 200 Nm de torque (+45 Nm) desde 2.000 rpm. Frente al 1.6 la ganancia en torque es notable, pues además lo entrega a un menor régimen; situándose al mismo ritmo de competidores como Chevrolet Tracker u Opel Crossland. Es importante mencionar que solo viene con caja automática Tiptronic de seis cambios con levas en el volante.
Aunque no hay modos de manejo, si es posible poner la palanca en modo Sport o hacer los cambios de forma manual para tener mayor control. Según la ficha técnica, la aceleración de 0 a 100 km/h es de 10,9 segundos y en mi prueba a la altura de Bogotá registró unos 12 segundos; prácticamente dos segundos menos que con el motor 1.6 y caja Tiptronic. En cuanto a la velocidad máxima, es de 179 km/h, más que suficiente para un SUV familiar.
En realidad la Volkswagen T-Cross Comfortline TSI se siente más rápida de lo que sus números nos hacen suponer. De hecho, el motor trabaja muy bien en el rango entre 1.500 y 4.000 rpm; pues se manifiesta todo el empuje adicional que ofrece el turbo sin hacer mucho esfuerzo. Y tal como sucede en el Nivus, hay turbo lag a bajas rpm y la tercera velocidad es algo larga, lo cual se percibe al acelerar a fondo en un sobrepaso.
Un punto a favor es su suavidad, pues no se perciben los ruidos y vibraciones típicos de un tres cilindros; excepto si lo revolucionamos demasiado. En general, este SUV camina mejor con el nuevo conjunto mecánico y resuelve una de las críticas que muchos le hicimos en su momento; pues ahora tiene más fuerza y carácter para disfrutarla en carretera.
Otra mejora importante son los frenos de disco en las cuatro ruedas; algo que no es muy común en su segmento. Por lo demás, no hay cambios en la configuración del chasis y sigue siendo muy dócil y predecible; con una suspensión que controla bien los balanceos en las curvas, pero que también es confortable. Siento que la potencia aumentó de forma dosificada, sin convertirse en un vehículo brioso. En realidad, es una plataforma que podría aguantar sin problemas un motor 1.4 TSI.
Además, la T-Cross Comfortline TSI tiene 18 centímetros de despeje respecto del suelo; por lo cual podemos rodar por muchos lugares sin preocuparnos de los baches y otras irregularidades del camino. Y aunque a veces se oyen ruidos de rodadura, su andar es refinado y ofrece mejor calidad de viaje que muchos de sus rivales.
Al ser un modelo tan reciente, la T-Cross no tiene cambios en su diseño para 2021 y aún sigue siendo moderna y elegante. Eso sí, hay algunos detalles que distinguen a esta variante Comfortline; que no tiene tantas molduras cromadas y sus faros son halógenos, pero tienen luz diurna LED y las exploradoras cuentan función de giro en las curvas.
Atrás tenemos unos stops LED unidos por la conocida franja negra y el emblema 200TSI; que hace referencia al torque del nuevo motor turbo. Por lo demás es idéntico a los modelos previos y detrás de su gran portón posterior accedemos a un baúl de 373 litros de capacidad; donde hay una llanta de repuesto de tamaño reducido.
Tiene varios recursos que permiten ampliarla hasta 420 litros, como un doble fondo y la opción de regular la inclinación de la silla. De todas formas la T-Cross TSI no tiene un espacio de carga tan grande como otros rivales; incluso su baúl tiene menor capacidad que el del Nivus, pero es adecuado para el día a día y el respaldo se puede abatir. Un detalle curioso es la posibilidad de plegar la silla del pasajero para transportar objetos largos.
Pensado para ser un SUV de carácter más familiar, tiene unas dimensiones compactas que también lo hacen muy maniobrable; pues solo mide 4,19 metros de largo, 1,76 metros de ancho y 1,56 metros de alto. De hecho, es más pequeña que casi todos sus rivales, pero ofrece una notable amplitud, pues está construida sobre la plataforma MQB-A0. Su tren de rodaje emplea unos bonitos rines bitono de 17” con llantas en medida 205/55 R17.
Dentro de la Volkswagen T-Cross TSI Comfortline seguimos encontrando plásticos rígidos en todas las áreas; los cuales no se ven tan lujosos, pero la percepción de calidad es superior que en una Duster o una Tracker y se nota una mayor atención al detalle en los terminados. Además todos los comandos están bien ubicados y hay unos detalles en color gris en el tablero y otras piezas que los hacen ver menos sobrios.
Me gusta la posición de manejo, bastante descansada, y tanto la silla, como el volante, tiene ajustes manuales; incluyendo el reglaje lumbar para el conductor. En esta versión todavía tenemos el tradicional tablero de relojes análogos, con un computador a bordo muy completo, cuya pantalla es monocromática. Y aunque desapareció el “dock-station”, recibe el moderno centro de entretenimiento VW Play que ya trae el Nivus.
El resto del habitáculo es de sobra conocido, pues en la consola central están los mandos del climatizador Climatronic; que es automático pero solo de una zona y debajo hay una gran cavidad para dejar objetos, donde podría estar un cargador inalámbrico. A ello se suma un puerto USB y una toma de 12 voltios.
Afortunadamente, no fue necesario hacer cambios en el tablero para integrar esta pantalla más grande, pues antes era de 8,5″ y ahora es de 10″. Tiene un estilo minimalista, muy buena definición y la experiencia de uso es bastante agradable. Además, trabaja con mucha fluidez, sus gráficos son legibles y me llamó la atención la posibilidad de usar Apple CarPlay de forma inalámbrica. También tiene Android Auto y todos sus mandos son táctiles; aunque yo preferiría que el volumen o la apertura del baúl se pudieran efectuar con un botón.
Pasando a la silla trasera, es donde se nota la gran diferencia con el Nivus; pues la forma del techo es más recta y hay más espacio para la cabeza. A su vez, la distancia entre ejes es más larga, alcanzando los 2,65 metros, pues este SUV usa la misma plataforma del Virtus y eso favorece el espacio para las piernas. De hecho, dos adultos pueden viajar con total comodidad, pero hacen falta un apoyabrazos central y las manijas de techo.
Hablando de equipamiento, Volkswagen ofrece cuatro versiones de T-Cross TSI en Colombia y esta es la Comfortline, intermedia en la gama. Además de lo mencionado trae acceso sin llave, espejos plegables, control de crucero, sensor de luz y lluvia, retrovisor sin marco, sonido de seis parlantes, cámara de reversa, sensores de parqueo, botón de encendido, guantera refrigerada y vidrios eléctricos “one touch”, entre otros elementos.
Este es uno de los pocos SUV de su segmento que tiene en la parte posterior salidas de aire y dos puertos USB; junto con un techo panorámico de serie.
Además, la T-Cross siempre se ha destacado en cuanto a seguridad y viene con seis airbags, ABS, control de estabilidad y tracción, asistencia de arranque en pendientes, ISOFIX y apoyacabezas con cinturones de seguridad en todas las plazas. También cuenta con frenado multicolisión, monitor de presión de llantas y funciones electrónicas para controlar el torque y el diferencial. Pero hacen falta las ADAS que ya tiene el Nivus.
Creo que la falta de algunas ayudas a la conducción, materiales más lujosos y un baúl algo apretado me ponen a dudar frente a sus rivales. Pero definitivamente el desempeño de su nuevo motor TSI es un gran punto a favor, junto con el espacio interior, su marcha confortable, la conectividad y su nivel de seguridad. Y en cuanto a consumos, registré unos 40 km/galón en ciudad y más de 60 km/galón en carretera de gasolina Extra.
Al final, pienso que por su precio ($87.990.000) esta versión Comfortline es la más interesante de la Volkswagen T-Cross TSI; un SUV que claramente tiene un enfoque más familiar que el Nivus. Lo mejor de todo es que finalmente tiene los bríos que le hacían falta para disfrutar a plenitud de todas sus bondades dentro y fuera de la ciudad. Y así reafirmará aún más su éxito en el país, pues hoy es uno de los 10 SUV más vendidos de Colombia.
En video: Volkswagen T Cross – Ahora con motor Turbo 200 TSI / Prueba – Reseña
En Autosdeprimera: Volkswagen Nivus Highline: Un vistoso y moderno crossover con estilo coupé
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