50 años de música portátil: del walkman al streaming | El Correo

2022-09-23 21:21:29 By : Ms. Cecilia Zhu

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La música acompaña al hombre desde la prehistoria, pero hasta hace más de 145 años no se podía escuchar música que se hubiese grabado (con la invención del fonógrafo por Thomas Edison en 1877, que usaba un cilindro grabado). Durante cerca de un siglo hubo varias innovaciones destacadas: el gramófono (que utilizaba discos planos) y más tarde los tocadiscos, que reproducían el sonido automáticamente gracias a la electricidad, pero no se podía mover el aparato que los reproducía ya que la mínima vibración hacía saltar la aguja a otro punto del disco o, incluso, rayarlo.

La revolución llegó cuando la reproducción de música se liberó de los enchufes para poderla escuchar en movimiento, una posibilidad que llegó, primero, gracias a la invención en 1963 por parte de Philips de las cintas de casete, con las que el sonido no se alteraba aunque el aparato reproductor se moviese y que tenían dos caras con una duración total de unos 90 minutos. Philips, marca de los Países Bajos, fue también la primera que lanzó un reproductor de estas cintas, el radiocasete Philips EL 3300, también en 1963.

En los años 70 se popularizaron los radiocasetes, unos aparatos voluminosos con unos altavoces gigantescos que se llevaban al hombro o de la mano yendo por la calle, en el parque, en la playa... habitualmente con la música lo más alta posible. Utilizaban una gran cantidad de pilas grandes, entre 6 y 8 que duraban poco porque tenían un alto consumo de energía, eran portátiles aunque incómodos y pesados. En España se les llamaba 'loros' y en el mundo anglosajón se les conocía como boomboxes.

Para alivio de las espaldas y los bolsillos de quienes querían escuchar música en cualquier parte —y de los tímpanos ajenos— en julio de 1979 Sony sacó a la venta el primer reproductor realmente portátil, el modelo TPS-L2, un pequeño aparato que reproducía cintas de casete. Era apenas más grande que una de esas cintas -cabía en la palma de la mano- y se popularizó rápido con el nombre de walkman. El walkman era ligero, muy cómodo de llevar (un clip en la parte posterior permitía engancharlo al pantalón), no demasiado caro, solo necesitaba para funcionar dos pilas AA y no tenía altavoces, de manera que se escuchaba individualmente con unos auriculares. La calidad del sonido que ofrecía era la de las cintas de casete, pero en esa época era más que aceptable e incluso reproducía la música en estéreo. Con el tiempo llegó la función bass boost, que reforzaba los graves y las baterías recargables sustituyeron a las pilas. Otras novedades que se incorporaron fueron la opción de escuchar radio AM y FM y la función autoreverse, con la que al terminar una cara el aparato comenzaba a reproducir la otra sin necesidad de darle la vuelta a la cinta.

Sony dio forma a la idea y vendió ella sola más de 200 millones de Walkman a lo largo de las tres décadas que tuvo el producto en el mercado, con diferentes modelos, pero otras empresas como Aiwa, Toshiba y Panasonic la acogieron con entusiasmo.

El walkman se convirtió en uno de los iconos de los años 80, como demuestra su aparición en la serie de televisión Stranger Things o en la serie de películas Guardianes de la Galaxia. Se difundió en todo el mundo con una rapidez y una fuerza solo comparable a la de los móviles durante los últimos 15 años, y su nombre se asoció a otra palabra inglesa, footing, que definía la acción de salir a correr acompañado de un walkman para hacer mas ameno el deporte en la calle.

Mientras el reinado del walkman estaba en todo lo alto apareció un nuevo formato que ofrecía una calidad de sonido muy superior, el compact disc, conocido como CD. Lo había inventado el ingeniero James T. Russell a finales de la década de los 60 pero hasta los 80 no se utilizó como soporte comercial para la venta de música. La información se graba realizando agujeros microscópicos con láser en una lámina de aluminio que es una de las capas del CD. El reproductor lee esa información con un láser que lanza un haz de luz a la superficie del disco y transforma las muescas que va leyendo en sonido (o imágenes, ya que se utilizaba también como soporte para la información de ordenador).

El 17 de agosto de 1982 salió el primer CD comercial y, un par de años después salieron los discman, sucesores del walkman, con control remoto y calidad digital en las grabaciones —lo que supone un sonido más limpio—. El formato CD y el discman se extendieron también muy rápido y sobrepasaron en poco tiempo a la venta de discos en vinilo y a las cintas de casete, que fueron desapareciendo, aunque los primeros experimentan ahora un auge por los amantes del retro y las segundas se siguen fabricando de manera residual.

No todos los formatos de reproducción musical triunfaron y para demostrarlo ahí está el minidisc que sacó Sony en 1992, que se podía reescribir y almacenaba hasta 80 minutos de música, pero no convenció a los consumidores.

El siguiente paso destacado se produjo en mayo de 1997 con el MPEG-1 Audio Layer III, un formato de compresión de sonido digital conocido como MP3, que sigue utilizándose en los ordenadores.

La tecnología del MP3 se estuvo trabajando desde 1987 pero cuando se comercializó fue en 1998 cuando la coreana SaeHan Information Systems sacó al mercado el MPMan F10, el primer reproductor MP3. Por tercera vez en 30 años todo el mundo corrió a las tiendas a comprar un reproductor MP3, con algunos modelos que también permitían escuchar la radio.

Junto al despegue del MP3 llegó el de la piratería, que llegó a poner en peligro la continuidad de la industria musical. Su ventaja es que permitía comprimir las canciones hasta un 90% y mantener una calidad aceptable, por lo que un reproductor mucho más pequeño que un discman podía contener muchas más canciones.

En 2000 el servicio de distribución de archivos Napster puso los medios para que los usuarios compartieran sus canciones, descendieron las ventas de discos, las casas de discos interpusieron denuncias porque esta distribución no tenía en cuenta los derechos de autor de los intérpretes y acabó cerrando en 2001 por orden judicial, pero ya había abierto ese camino de la gratuidad de la música.

De entre las decenas de modelos que optaron por formatos de música MP3 hubo algunos de grandes empresas que no lograron triunfar (como el Zune de Microsoft). El que sí triunfó desde su mismo lanzamiento, el 23 de octubre de 2001, fue el iPod, la versión de Apple para la música digital, con una almacenamiento grande para la época (entre 5 y 40 GB) y una batería que duraba hasta 10 horas. En los 7 años siguientes salieron 14 versiones diferentes que se manejaban con una rueda y la mayoría tenía pantalla. Curiosamente, con el tiempo el iPod se inclinó más hacia otro formato de música, ACC (Advanced Audio Coding), que ofrece mejor calidad de sonido con una compresión similar al MP3 y que también admiten otros dispositivos.

El 28 abril 2003 nació iTunes para acompañar al iPod, esta aplicación permitía controlar el audio y vídeo desde el ordenador, hacer listas, editar archivos y la información, grabar CD y, uno de sus puntos claves, comprar música, con un catálogo de decenas de millones de temas. El usuario también podía sincronizar las canciones que hubiese comprado en todos sus dispositivos.

Como es habitual en Apple, cada cierto tiempo salían modelos nuevos de iPod con más capacidad, algunos permitían navegar por internet e incluso llevaban una cámara. Pero eso suponía que se abandonaban los modelos más antiguos.

Cuando parecía que internet iba a matar a la industria musical por la piratería, se convirtió en su salvación a través de la música a la carta, mediante aplicaciones como Spotify (nacida en 2008) que alojan las canciones en la nube. La aplicación se puede instalar en ordenadores y dispositivos móviles como tablets o, sobre todo, smartphones, lo que ha convertido a los teléfonos en la principal manera de escuchar música los últimos años.

La música mediante streaming frenó la piratería ya que las plataformas sí pagan a los artistas y sellos discográficos por las veces que se escuchan sus canciones con parte de los ingresos por suscripción o publicidad. Aunque Spotify es la más conocida, hay otras muchas como Amazon Prime Music, Apple Music, Deezer o Soundcloud.

El éxito de los teléfonos —incluso del iPhone—como manera de escuchar música sin tener un dispositivo específico terminó con el éxito de los MP3 y del iPod. En 2019 salió el último modelo de iPod Touch y actualmente Apple ya no los fabrica. En mayo de este año anunció que seguirá vendiéndolo mientras queden existencias, aunque sus talleres cada vez reparan menos modelos porque los consideran obsoletos.