El mejor amigo del (Súper) hombre
(Nota: Esta película se exhibe en cartelera comercial y se incluye en este espacio por su naturaleza analítica y observadora del fenómeno cinematográfico, pero es responsabilidad del espectador si decide asistir a una sala cinematográfica ante la contingencia sanitaria que impera).
Lo que tenemos aquí es la combinación adecuada entre los tropos comunes de un filme animado convencional que le procura a la audiencia menuda mensajes de tolerancia, autodefinición y amor incondicional con la inserción de humor antes inadecuado para historias sobre superhéroes pero ya validado por la Marvel y en particular por directores como James Gunn y Taika Waititi. “DC Liga de Supermascotas” es un gran ejemplo sobre cómo trabajar una historia con una narrativa propia del esquema cinematográfico sin sacrificar la vena escapista apta para toda la familia con una animación de primera y momentos muy bien aprovechados para sacar risas y suspiros de conmoción por igual. Eso sí, la peña fanática de los cómics se lo pasará bomba reconociendo la numerosa cantidad de referencias, tanto en primer como segundo plano, ya sea argumental o visual que tiene la película, sin que el espectador desatienda lo que acontece en pantalla.
La estrella de este show de mascotas es Krypto, el superperro. Alojado junto a su amo Kal-El cuando sus padres lo colocan en un cohete para salvarlo del fatídico destino de su planeta natal Kryptón, el can conforta y posteriormente acompaña a Kal (a la postre el conocido reportero Clark Kent) durante toda su experiencia de vida hasta la adultez, siendo ambos grandes amigos y su única familia. Las cosas amenazan con cambiar cuando Clark decide casarse con la también famosa reportera Lois Lane, lo que altera a Krypto hasta la médula ante el riesgo de perder a su adorado amo. Intuyendo esto, Clark lleva a su mascota al albergue animal de Metrópolis con el fin de conseguirle un amigo, mas la ocasión se frustra debido un plan perverso de su enemigo Lex Luthor, quien involucra su contacto con un meteoro de kryptonita anaranjada creyendo que le dotará de poderes. Al final se aclara que la roca espacial sí provee de facultades asombrosas, pero sólo a animales, algo de lo que se aprovecha una conejillo de indias llamada Lulu, que algún vez fue propiedad de Luthor y que posee sus mismos instintos criminales e intelecto. Logrando adquirir poderes gracias a la kryptonita naranja, Lulu junto a otros conejillos de indias afectados por la radiación, escapa del albergue para concretar una malévola idea que involucra aliarse con Lex, secuestrar a toda la Liga de la Justicia y destruirla. Lo que ella nos abe es que otros animales también obtuvieron poderes en el proceso: un perro bóxer llamado As, de triste pasado pero convencido en ayudar a los demás, el cual adquiere fuerza impresionante; una cerdita amigable y optimista de nombre PB, capaz de cambiar drásticamente su tamaño, y que sueña con conocer a la Mujer Maravilla, la neurótica ardilla Chip con habilidades eléctricas y una tortuga morosa , avejentada y muy romántica llamada Merton, capaz de correr a velocidad similar a la de Flash. Ellos junto con Krypto, quien ha perdido sus poderes gracias a que Lulu lo expuso a la kryptonita verde, harán lo necesario para salvar a la Liga y, en el proceso, encontrar el valor y dignidad dentro de sí para superar sus atribuladas existencias.
Es un deleite apreciar la cordura y seriedad con que el director y guionista Jared Stern se toma el proyecto, pues lo que pudo ser un escaparate de dulzura con caracterizaciones tiernas y melosas por parte del reparto animal, toma fuerza gracias a sus caracterizaciones y diseño psicológico librando escollos ominosos y demostrando, al igual que “LEGO Batman. La Película” (2017), que se pueden abordar temas serios en un filme animado del universo DC sin amonestar o sermonear de forma barata o efectista. El perro Krypto guía correctamente el curso dramático de la cinta proponiendo mesuradas pero atinadas reflexiones sobre la identidad y la lealtad al tratar de definir hasta cuándo y dónde él es una entidad autónoma en contraste con su relación al más grande superhéroe del planeta, sacrificando los componentes básicos de su ser (no sabe interactuar con otros perros, su vida se fija en la perfección conductual o corporal al punto de que sus heces fecales huelen a sándalo, etc.) mientras que sus compañeros de fauna gravitan coherentemente a él enclavando la noción de amistad y camaradería de forma muy orgánica. Stern también logra diseñar escenas bastante jocosas (destacan las confusiones amorosas de la tortuga Merton, los diálogos del apretado y taciturno Batman y la dinámica pareja-dispareja entre Krypto y As quienes por fortuna no caen en la sangronada de facto) y emocionantes como el aparatoso clímax cuando todos los héroes, humanos y animales, se enfrentan a una crecida y muy poderosa Lulu. “DC Liga de Supermascotas” es uno de los mejores espectáculos de la compañía desde hace tiempo y una de esas raras producciones que sabe cómo aplicar una sensibilidad inteligente en su proceso para funcionarle tanto al público infantil como al adulto.
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